Espanto esas ideas de mi mente
igual que tú haces con la mosca
que se posa en mi cactus.
Vuelco mi atención en el insecto
oscuro y molesto que revolotea
a nuestro alrededor.
Y cuando ya llevo un rato
persiguiendo sus movimientos,
me percato de que la pobre
ha entrado en bucle,
se ha quedado atrapada
en un remolino de aire invisible.
Es terrible,
me siento identificad
con una mosca.
Pues me resulta difícil
mantener una relación
estrictamente profesional,
y por más que intento
bloquear mis sentimientos,
no puedo escapar de la fuerza
invisible que me arrastra
una y otra vez
hasta el mismo
lugar.
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