Cansada de esperar una señal,
de suspirar imaginándote
tan cerca, tan mío...
Me dejé caer,
a medio camino
de la locura y el vacío.
Acaricié el cemento
soñando ser igual de fría.
¿Y de qué me serviría?
Qué importa ser más fría
o más caliente
si ahora sé que
nunca más volveré a verte.
Y sola sobre los cimientos
de lo que una vez fue nuestro,
contengo el aliento,
y me decido
a estampar mi vida
contra el cemento.
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