de las mantas de cartón,
de las trifulcas por
yogures caducados,
junto al contenedor,
desechos orgánicos.
Los dedos de los
pies amoratados,
los recuerdos mojados,
ensuciados por alguna
sustancia oscura y viscosa.
La suciedad de la sociedad,
la soledad en la ciudad.
Y un buen vino de brick
que escueza en la garganta,
que ayude a no pensar,
que ayude a no juzgar
a los que pasan a tu lado
sin mirar.

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