miércoles, 14 de octubre de 2009

Judas came to me...

Entre medias,
de lycra y de rejilla,
en la incómoda postura

ni una mísera mirada...

Rompí el silencio

por no romperle la cara

y me largué, recordando

que una retirada a tiempo

no es sinónimo de derrota.

Entre el insomnio y la indignación

terminé en el bar sin nombre.
Entre mis dedos acabó

la boquilla de una Judas,
tan fría y falsa como sus palabras.

Y seriamente

creo que debería llamarle

algún día,

aunque solo sea para felicitarle

por el guión.




No hay comentarios:

Publicar un comentario