Al otro lado
Alrededor de catorce
tendría
cuando me llamaste
para escuchar mi voz
mientras te tocabas.
No dijiste nada,
tampoco hacía falta,
te oía, te intuía...
Lo sabía, y no colgué.
Tampoco dije nada;
a ti, te bastaba saber
que yo estaba
al otro lado...
Después de aquello
hiciste como si nada,
pensando que yo
jamás te descubriría.
Guardé el secreto
y te borré.
-Así de fácil, ya ves.-
Hoy
he vuelto a saber de ti
y me alegro
de que también escribas.
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