Bienvenida
Me marcho,
con los bolsillos llenos de arena
y el sol guardado en un tarro.
Me marcho,
dejando mis castillos de sueños
alzados en la orilla
-el rugir de las olas
nunca fue suficiente amenaza.-
Me marcho,
y guardaré en mi memoria
el secreto que me susurró
una caracola
justo antes de adentrarnos
en la boca del infierno.
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