Tú y las historias que te montas sí que estáis
en el límite de la ficción.
Cuando pronuncias su nombre y se te hace
agua la piel, todo tu cuerpo se vuelve arena mágica.
Quisiera, me gustaría
defenderte de todo mal.
Que nadie logre traspasar tu fortaleza
de pladur.
Si te quisieras más,
te amaría un poco menos…
Últimamente
sólo escribo cuando sangro
y voy contando desengaños
como gaviotas enredadas.
No hay panel ni abejas, mi pana,
pero aún siento el peso de la miel