y una corona de flores enlazadas a tu pelo.
Vestir de oscuro en las noches de faena en el puerto
sin tiempo para una triste calada
mientras mantienes el sigilo
con el corazón en vilo a cada atisbo de luz
que refleje el faro.
Te prometo la sospecha ensombreciendo
cada gesto, cada lazo, cada palmadita en la espalda.
Y nunca jamás volver a dormir tranquilo.
A cambio
te daré la lluvia de papeles coloridos.
Te daré laureles. Te daré un estatus.
Te daré un ejército de infieles y un oasis en Marbella.
Una caja fuerte en Suiza y un depósito en Aruba
porque ya sabes amigo que hay un gallego en la luna.
La costa sera nostra,
follaremos felices
y comeremos percebes.
Sabrás de primera mano que todo tiene un precio y todo se paga.
Sabrás que incluso tu hermano tiene un precio y que si no, cobra.
Te prometo la muerte
y un mar de plata y plomo.
Árboles de hoja perenne
resguardando hordas
de hombrecillos de hojalata.
Te prometo la muerte
e irremediablemente avanzas
con los ojos en blanco.