Te ofrezco carta blanca
y pierdes perspectiva.
Tu hija lleva horas sin comer,
está sucia y tiene fríos los talones.
Pero es una pequeña cabezona
y llorará hasta vaciarse los pulmones.
El instinto hace que juegue
sus propias cartas.
miércoles, 29 de enero de 2014
domingo, 26 de enero de 2014
Universos epidérmicos
Basado en la Teoría de las Partículas Esenciales de Bárbara Nita
He creado constelaciones
con tu nombre
en la piel de mis amantes
y aún reniego la firmeza
de mi lealtad.
Tu cuerpo se compone
de átomos que se repelen
al sonido de mi voz,
desplomándose en el aire
como bolas de naftalina.
Obra de Julian Callos
jueves, 23 de enero de 2014
Puntos suspensivos
y los huecos de los dientes dulces
me pregunto qué sería de ti
si te deshilachase las arterias
si te absorbiese las ideas
como un mosquito
qué quedaría de ti
después de todo eso.
Mírame
Tengo las comisuras rotas
de ser tan feliz
y me relacionas
con el sabor del hierro
en tu saliva.
Expatriada de ti
sólo poseo las miradas
inocuas de los extraños.
de ser tan feliz
y me relacionas
con el sabor del hierro
en tu saliva.
Expatriada de ti
sólo poseo las miradas
inocuas de los extraños.
sábado, 18 de enero de 2014
Hazlo
Ilustración de Keith P Rein
Si te pido que me abraces
apriétame hasta que sientas
el aire de mis pulmones,
me duelen las pestañas
de guardar la compostura.
Y hace tiempo que no distingo
una caricia de un pellizco
o una bofetada,
que no encuentro diferencia
en que me frotes el sexo
o me lamas la cara.
Que me haces ser
como crees que soy
pese a mis resistencias.
De un tiempo a esta parte
no vamos a la cama
sin los zapatos puestos,
para salir corriendo
cuando sea necesario.
.
Y hace tiempo que no distingo
una caricia de un pellizco
o una bofetada,
que no encuentro diferencia
en que me frotes el sexo
o me lamas la cara.
Que me haces ser
como crees que soy
pese a mis resistencias.
De un tiempo a esta parte
no vamos a la cama
sin los zapatos puestos,
para salir corriendo
cuando sea necesario.
.
viernes, 17 de enero de 2014
La balada de la noche ciega
Obra de Richard Vergez
Es la noche de las piedras ardientes
frente a la casa de los caníbales.
El cielo opaco se derrama
sobre una fuente seca
y un temblor en el labio inferior
te advierte del peligro.
Deshaces los nudos
que te atan a la tierra
mientras los chicos corren
cuesta abajo
haciendo estallar
a los sapos.
"Abres tanto los ojos
que duele mirarte."
Sale humo
de la casa de los caníbales
y se encienden tus ganas
de marcharte.
Una balada se oye
desafinada, pero aun así,
te atrapa.
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