martes, 23 de marzo de 2010

Escapista

La luz roja del semáforo
se convirtió en la excusa perfecta
para echar a correr.
Entonces, los pitidos de los coches
impidieron que tu voz la alcanzase.
Hoy, la escapista repite escena,
esta vez sin lluvia
sin lágrimas
sin ti
y sin embargo
la sensación es la misma.
Luego, a solas con su
almohada ahogada de gritos
se recuerda una vez más
la razón de su fracaso,
no importa
lo rápido que corras
no importa
lo mucho que te alejes,
no puedes huir de algo
que llevas dentro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario