Y no sé qué será más triste
si el no haber estrenado aún
esta cama tan ociosa
o el que en secreto anhele convertirla
en un refugio, aunque donde
yo pueda ver un refugio
tú siempre verás una jaula.
Tranquilidad, no pienso
anudarte un cordel en la patita,
ni en el dedo, ni en el sexo,
no quiero obligarte a comer
siempre del mismo pienso,
despreciable sucedáneo, ya sé
que buscas algo de verdad.
Maldita manía de intentar juntar
imanes que se repelen,
siempre me gustó sentir la fuerza
invisible de la resistencia.
Desafíos imposibles
de los campos magnéticos,
atrapada entre los hierros
deduzco que todo se reduce
a lo único.