Obra de Richard Vergez
Es la noche de las piedras ardientes
frente a la casa de los caníbales.
El cielo opaco se derrama
sobre una fuente seca
y un temblor en el labio inferior
te advierte del peligro.
Deshaces los nudos
que te atan a la tierra
mientras los chicos corren
cuesta abajo
haciendo estallar
a los sapos.
"Abres tanto los ojos
que duele mirarte."
Sale humo
de la casa de los caníbales
y se encienden tus ganas
de marcharte.
Una balada se oye
desafinada, pero aun así,
te atrapa.
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