Cuando leo a Luis Alberto de Cuenca
encojo hasta casi desaparecer.
Cuando leo a Luis Alberto de Cuenca
me quedo sin palabras.
Era tarde para cambiar de profesión,
de amigos, de pareja, ya sabes
lo que son las hipotecas,
los bancos te vacían los bolsillos
y se quedan tan anchos. Mientras la gente
se muere de frío por la calle
y luego nos quejamos de que
la calefacción es lenta y se nos
enfrían los pies. Una pierna
infectada de gangrena se exhibe
en el tren por unas monedas
o algo de comer. Y luego
nos quejamos.
Cuando leo a May la Goulue
ResponderEliminarsiento a May la Goulue
Cuando siento a May la Goulue
siento el recorrido de cienmil cienpies
desde mi espalda hasta la nuca.