lunes, 26 de abril de 2010
"¿A qué tienes miedo?" me preguntó.
Pero el que tenía miedo era él,
miedo de elegir, miedo de perder,
miedo de dejar de seguir la coreografía de su vida.
La confusión fue mutua.
La decisión fue suya, después de todo,
yo no tenía nada que perder.
Una noche, un cruce de miradas.
Apostar por cosas imposibles
y dejarse llevar...
Suena bien ¿verdad?
Me dejé llevar,
me perdí en tus ojos,
en tus brazos, en tu voz...
Adoré tu nariz y tu forma de besar,
y tu forma de luchar contigo mismo.
Te quise, una noche.
Y tú me quisiste a mi.
Me hiciste replantearme mi forma de vivir.
¿Quiero una vida coreografiada?
¿Quiero amar a tiempo completo?
Entonces me di cuenta,
puede que mi vida no sea perfecta, pero es la mía,
la bailo al són que marcan mis latidos.
Y tanto tú como otros me habéis demostrado
que amar a tiempo completo no es rentable, por eso yo
prefiero querer (completamente)
por horas.
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