El asco
resabalando en el espejo,
pringando mi borroso reflejo
acumulándose en una masa viscosa y
rosácea que se desparrama en la losa blanca.
De nuevo el círculo
vicioso reanuda su marcha,
de nuevo quedo abismada
al asomarme al centro.
Nunca un vacío
pudo ocupar tanto,
(ni confundir) tanto,
(ni herir) tanto...
Amanecer en el mediodía,
sin saber por qué,
ni con quién,
ni si me importa.
Salir sin despedirme
oler a anoche.
Oler a café y alcohol
en los pasillos.
Esquivar los coches,
las miradas...
Y ahora, sonreír,
o no,
o yo qué sé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario