La cicatriz de su muñeca, a pesar de las absurdas explicaciones, eran los resquicios de un intento de suicidio. Su gato se tiró desde el tejado y aún lo cuenta, después de todo, es un gato. Yo nunca nunca... he intentado suicidarme a base de pastillas. Qué falta de sutileza, decir hacer el amor en lugar de follar. Decir quiero y no puedo. Decir duelo. Duelo demasiado. Afilo mis esquinas a conciencia. Enveneno las púas para que no puedas alcanzarme. "Esconde el antídoto con fuerza." La fuerza, el escondite, su lengua. La nuca rígida. Los ojos de porcelana. Algún gusano. ¿Algo más?
La salvación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario