Una vez más la cuarta pared se alza
como un muro inquebrantable.
Recuerdo aquello de esperar a alguien que
puede no venir
y me vuelvo transparente, hasta el punto
de desaparecer.
Esta noche solo quedamos las notas rasgadas de una guitarra y yo.
Pero esta vez tengo la certeza de que él no va a venir.
No va a venir, no va a venir, no va a venir...
Tampoco quiero que venga, consigo articular
en un arrebato de amor propio.
Y mi cama vacía me espera
fría de tanta espera, se expande.
Y no veas la que te espera
me dice al asomarme por la puerta.
Esta noche me quedo en el sofá.
La actriz mediocre se ha vuelto a equivocar.
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